¿A que le tengo miedo?
Un buen día me lo pregunte, y saben una cosa, se los confesare:
Mi temor es al olvido, a ese frió espacio al que están condenados
los cobardes.
La muerte me es tan indiferente, la muerte que para algunos
es salvación y para otros perdición.
No temo a la ingratitud ni a los desprecios, así es el alma del humano.
No temo al grande y al pequeño lo respeto.
No temo a la soledad física, pero si a la soledad del alma,
esa que promueve el olvido.
Es al olvido al que temo, por eso me esfuerzo por dejar constancia
de mi paso sobre la tierra. Para mi, el infierno es esa fría celda del olvido.
Si ustedes me olvidan, si dejan de reír cuando me recuerden, si se olvidan
de mi en sus oraciones, si me omiten de los recuerdos de su infancia,
entonces si tendré miedo, porque entonces habré muerto.
Muchas veces luché por lo que creo que es lo mejor para mí, así espero que ustedes luchen, no se dejen vencer por la aparente adversidad, yo luché y seguiré luchando donde me encuentre contra toda las formas que intentan dominar el alma.
Yo me enfrente a la familia y como ustedes saben es difícil estar en la
balanza, tal vez digan que estoy loco, pero lo prefiero a ser como cualquier otro que no sabe porque esta vivo, que no estima en nada los regalos de la vida y los retos que esto implica, no solo conformarse con respirar.
Ya lo dije, mi lucha es contra el olvido, no soy perfecto pero si perfectible, solo tengo un Dios y a él solo obedezco.
Solo les pido que sean mejores que yo, que no me juzguen por mis errores que son muchos y tampoco crean que la vida lo regala todo, ¡lean, lean por favor!, la lectura es un don preciado, no cierren su mundo a la punta de su nariz, la vida es mas allá por lo que no permitan que el olvido se encargue de borrar lo que puede ser inmortal.
¿La inmortalidad? Si, eso es lo que busco, pues mientras haya alguien que lea mis escritos o recuerde mis frases, ahí estará mi alma.
Papá
Enero año 2000
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