A Wendy:
A la puerta del ocaso,
el morir del gran destello,
despertar de los sentidos.
Sujeto a la maraña de tus sábanas,
Mientras tus labios humedecen y reaniman
la estólida indiferencia de un alma sin alivio.
La pantera, cubierta de su fúlgido aroma,
deleita, envuelve y asecha a lo que no tiene sentido.
¡No hay palabras, no hay palabras!, solo el despertar de los sentidos.
No es el cielo, no es la tierra, no el desierto sin arena,
mucho menos, el océano sin sirenas.
Es solo el nimio espacio entre cuatro paredes el que retiene
dos cuerpos y ocasiona…
El despertar de los sentidos.
Como hojas en el otoño, caen las prendas de la cama,
exordio de las palabras con corazón , pasión y alma.
No se hilan los párrafos como tampoco las ideas, ni muchos menos discursos impregnados de retórica,
solo anáforas del corazón sin sentido.
Es casi media noche, la pantera ya se ha ido, pero ha dejado
Constancia de su frenética estancia en el despertar de los sentidos.
Octubre 2001
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