Fue en Cozumel,
Justo debajo del reloj del parque.
Cuando fuimos testigos
de la danza de gotas de lluvia
que mojaron nuestras almas.
Fue en Cozumel,
Cuando al mirar tus ojos
me encontré yo mismo.
Debajo del Reloj que
apresuraba las horas,
cuando antes de amarnos,
prometimos no volver a encontrarnos.
Fue un instante , y la lluvia
se encargo de lavar los recuerdos,
barrió con la gente y el ruido se volvió silencio.
La lluvia nos acompaño.
Fue nuestra testigo de aquel pacto.
Solo por una noche,
nos contamos historias,
historias tristes.
Hoy, estoy aquí de nuevo,
debajo del viejo reloj.
Hoy, hemos roto el pacto.
La Lluvia y yo,
Los dos estamos aquí;
En cada gota tu rostro se refleja,
La lluvia me aconseja.
¡Solo tu mantuviste el pacto!
Suena el viejo reloj y las horas siguen
La gente habla, ríe, grita.
La lluvia se cansa de esperarte y me deja.
Un recuerdo de su compañía
es mi ropa mojada;
Un recuerdo tuyo , es tu ausencia,
Aspiro mis manos buscando restos de tu perfume;
También se ha ido.
Ahora todos se han marchado;
La lluvia, la gente, las horas.
Solo el reloj del parque me recuerda
que no te has ido.
Que vives en mi recuerdo;
Que nuestro lugar del parque nunca estará vacío.
Agosto 1998
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